Artículo original por Sofia Gonzalez-Rodriguez
Traducción por Victoria Bermudez
Sería una subestimación llamar al fenómeno de la música urbana puertorriqueño Bad Bunny (nacido Benito Martínez Ocasio) un artista conocido. Con su último álbum de gran éxito “Un Verano Sin Ti,” clasificado por Billboard como el más popular del año 2022, Martínez Ocasio ha recorrido un largo camino desde su primera canción en Soundcloud en el 2016.
Sin embargo, a la altura de su fama, el conejo malo pareció caer en desgracia. Desde un video viral que lo muestra tirando el teléfono de un fan, hasta su relación controversial con la modelo apodada “buitre de la cultura tequila” Kendall Jenner, Martínez Ocasio se convirtió en el centro de la controversia durante el año pasado. Los escándalos tuvieron al Internet alterado a punto de abandonar la música de Bad Bunny y “cambiarse” a la del exitoso cantante regional Mexicano Peso Pluma.
Pero tal vez no deberíamos alejarnos de Bad Bunny todavía. Tal sustitución desestima las décadas de historias políticamente cargadas de reggaetón y corridos tumbados.
A pesar de todo, Bad Bunny no ha tirado la toalla. Su álbum que salió el 13 de Octubre, “nadie sabe lo que va a pasar mañana,” desafía a la opinión pública y recuerda el estilo oscuro e irrespetuoso de sus primeras raíces en el trap. Las 22 canciones se inclinan a este género para explorar temas de sexo, fama, desamor y las calles.
En este sentido, el álbum se siente familiar. Contiene todo lo mismos arquetipos que conocemos y amamos de la discografía pasada de Bad Bunny: quejas angustiosas dirigidas a amantes pasadas, marcas sexuales con melodías apasionadas, reflexiones agridulces sobre el crecimiento personal y asertivos “bops” que básicamente te ordenan mover las caderas.
Pero en otros sentidos, “nadie” es ciertamente una desviación del internacionalmente exitoso “Un Verano Sin Ti.” Canciones como “Mónaco,” “Mr. October” y “Telefono Nuevo” exuden arrogancia sobre la popularidad de “trap hi-hats” y le dan a este proyecto un sonido mucho más oscuro que el de su predecesor.
El recién llegado cantante de drill-trap YOVNGCHIMI se une para crear una impresión audaz en “Mercedes Carota,” rapeando sobre el poder en el mundo callejero. Carcajadas amenazantes marcan los compases llamativos; el coro de preguntas y respuestas muestra que los cantantes ignoran a una tercera persona imaginaria por no ejercer autoridad a través de las drogas, la muerte o el dinero. Estos atrevidos temas ofrecen una música energizante y se convirtieron en algunos de mis favoritos en “nadie.”
Por otro lado, las canciones de “sad Bunny” del álbum no están a la altura de los clásicos anteriores de Martínez-Ocasio como “Solo de Mi,” “Soy Peor” o “Vete.” Quizás a estas canciones nuevas les falta un mensaje más duro, o quizás sus letras simplemente no logran capturar la emoción de la angustia de la misma manera. (La excepción a eso puede ser “Gracias Por Nada,” que descongeló mi corazón frío con un poco de emoción.)
Igualmente, a la introducción del álbum, “Nadie Sabe,” también le falta ser pegadiza y relacionable – pero puede ser que esto no era el objetivo de ésta pista en particular.
Martínez Ocasio comienza lamentando claramente ciertos elementos tóxicos de su fama, estableciendo un contexto interesante para lo que sigue. Mediante el descontento del artista, el regreso de este álbum a su sonido trap de 2016 casi parece un pequeño gesto de resistencia al éxito comercial internacional que obtuvo a través de sus álbumes de reggaetón. De hecho, Bad Bunny había establecido su destreza como el rey de la escena del trap Latino mucho antes de que “Tití Me Preguntó” fuera el tema estándar de las fiestas universitarias.
Pero no tengan miedo, fanáticos del reggaetón: los 81 minutos de duración del álbum dejan mucho espacio para una amplia paleta de sonido y energía. Joyas sólidas reggaetóneras salpican el proyecto. “Perro Negro” es un perreíto irresistible y saltarín, y “Hibiki” prácticamente te pide que lo cantes bulliciosamente.
Es cierto que el slow jam de reggaetón “Seda” me pareció una versión líricamente más espeluznante del 2022 hit pasado de Martínez Ocasio, “Aguacero.” Preferí el tema de rap más despreocupado y seductor que escuche en la canción “VOU 787,” que crea un ritmo chic al usar “Vogue” de Madonna.
Uno de los bops más fuertes del álbum es “Fina,” una melodía coqueta que presenta a la emergente reggaetonera queer Young Miko. Entre el característico estilo ronco de Miko y los ingeniosos compases de Bad Bunny, hay mucho que amar.
Curiosamente, aunque el coro de “Fina” recuerda al gigante del reggaetón Tego Calderón, este álbum continúa el cambio de Bad Bunny hacia colaborar con músicos urbanos más jóvenes. Si bien su proyecto de 2020 utilizó demasiadas colaboraciones con fundadores del reggaetón para ilustrar su ascenso al estrellato, él construye el camino para otros en “nadie.”
A pesar del retroceso de sus fanáticos, Martínez Ocasio aseguró un debut en las listas de éxitos para “nadie,” demostrando que este conejito es capaz de recuperarse. Un colapso de la imagen pública parece inevitable para muchas celebridades hoy día, ya sea por una pequeña disputa o por un patrón de abuso profundamente preocupante. En ambos casos, debemos abordar el ciclo parasocial de “stan, escándalo, repetir” con cuidado.
En casos como el de Bad Bunny y Peso Pluma, nuestras conversaciones sobre la responsabilidad de los artistas deben evitar tratar a aquellos de comunidades y géneros marginalizados como mercancías desechables e intercambiables.
Nota del editor: Este artículo es una revisión e incluye opiniones, pensamientos y críticas subjetivas.